Venezuela es famosa por poseer las reservas de petróleo más grandes del mundo, pero su suelo también tiene otro recurso valioso: el oro. En 2016, el gobierno, para diversificar sus ingresos, estableció una enorme zona de desarrollo minero que se extiende por el centro de Venezuela. Seis años después, proliferan las minas donde se realizan excavaciones para extraer oro, diamantes, cobre y otros minerales. El Arco Minero del Orinoco está plagado de violencia y envuelto en el secretismo, porque muchas minas funcionan casi al límite o derechamente fuera de la ley. Estos lugares ofrecen lucrativos empleos a los venezolanos, pero enfrentan condiciones terribles.
En una mina subterránea en el estado de Bolívar se utiliza dinamita para desprender rocas a unos 80 metros debajo de la superficie y los trabajadores descienden a diario, sin equipo de protección, para trabajar en medio de un calor sofocante.
Los mineros comienzan su jornada sujetándose con una correa a un cable grueso de acero, del que se sostienen lo mejor que pueden mientras bajan unos 60 metros por un pozo, por el que ingresan a un mundo donde la única luz disponible es la proveniente de las lámparas en su cabeza.
“Venezuela Gold Mine”
Venezuela is famous for having the largest oil reserves in the world, but its soil also has another valuable resource: gold. In 2016, the government, to diversify its income, established a huge mining development zone spreading across central Venezuela. Six years later, mines where excavations are carried out to extract gold, diamonds, copper and other minerals, are proliferating. The Orinoco Mining Arc is plagued by violence and shrouded in secrecy, because many mines operate almost to the limit or directly outside the law. These places offer lucrative jobs to Venezuelans, but they face terrible conditions. In an underground mine in the state of Bolívar, dynamite is used to dislodge rocks about 80 meters below the surface and workers descend daily, without protective equipment, to work in stifling heat.
Miners begin their day by strapping themselves to a thick steel cable, which they hold on to as best they can while they descend about 60 meters down a shaft, through which they enter a world where the only light available is that coming from the lamps on his head.